Os invito a llevar a cabo un experimento psicológico para llegar a tres reflexiones. Necesitamos tres dibujos y medio minuto. ¡Empecemos!
El primer paso es mirar durante diez segundos la siguiente imagen:
Ahora, mirad, también durante diez segundos, este otro dibujo:
Seguramente, veréis, en este segundo retrato, a una mujer joven medio girada, que va vestida elegantemente y quizás su aspecto os recuerde a una época pasada.
¿Qué pasaría si os dijera que es una mujer mayor, de enorme nariz y de gesto triste? ¿Quién tendría razón? Seguramente, pasaríamos un rato señalando qué vemos en el dibujo. Ahí va la nariz, eso son las pestañas, aquello parece un chal,…
Finalmente, os presento el retrato de la anciana:
Algo en lo que reflexionar
Este simple ejercicio demuestra que vemos el mundo, no como es, sino como somos nosotros. Cuando explicamos lo que vemos, estamos explicando a los demás cómo somos nosotros. Y cuando el otro no está de acuerdo con nuestra explicación sobre lo visto, pensamos que está equivocado porque nosotros tenemos razón.
1. A menudo obviamos que el otro también tiene su propio punto de vista. Incluso cuando estamos ante lo mismo. Incluso cuando creemos tener una visión ajustada de lo sucedido.
2. Si diez segundos son suficientes para formarnos una idea firma sobre algo, ¿cómo influirá en nuestras vidas la familia, la educación recibida, la sociedad en la que vivimos,…?
3. ¿Cuánto nos cuesta cambiar nuestra interpretación de los hechos? Por ejemplo, si habéis visto primero a la chica joven, ¿cuánto habéis tardado en ver a la anciana? Ahora que habéis visto a las dos mujeres, ¿a quién veis en la tercera imagen? ¿Cómo os habéis sentido cuando habéis descubierto a la “otra” mujer? Impresionados, engañados, curiosos, impacientes,…
Cuanto más conscientes seamos de cómo vemos el mundo y cuánto antes asumamos que el otro tiene una visión de la vida diferente a la nuestra; antes nos podremos acercar a quien tengamos al lado y nos podremos abrir a nuevas percepciones para acabar teniendo una panorámica más amplia, objetiva y considerada.
En una postal que utiliza esta imagen, se puede leer:
«Aquí, para su disfrute visual, se combinaron ambas edades,
y se pueden jóvenes y mayores encontrar en este rostro»